martes, 16 de octubre de 2012

No es más que un juego

Esta entrada no va destinada a aquellos jugadores que se obsesionan con el juego y le dedican su vida y alma. No. El motivo de esta entrada va por un error (la gravedad del mismo es solo algo que el desarrollo de la partida dirá) que cometí en una partida hace poco.

Es cierto que la lealtad y el cumplimiento de la palabra dada son virtudes que todos buscamos y defendemos (quien no piense así no puede tener amigos). Igualmente cierto es que, bajo esos principios, jamás se ganará una partida de Diplomacia. Sí, la mentira, la ambigüedad, los motivos ocultos, los engaños, etc. son parte fundamental del juego. Ya lo dice el propio Richard Sharp en la Introducción de "The Game od Diplomacy": "find an ally who will gladly die for you and see that he does just that" (Encuentra un aliado que esté dispuesto a morir por tí y mira que hace precisamente eso).

En mi caso en cuestión, yo había tenido la mala suerte de que me tocara Italia. Alemania, por supuesto, dejó claro que no me iba a permitir curiosear con la idea de atacar a Austria. Yo sabía que ningún ataque sobre Francia en un principio podía salir bien así que me alié con Austria para atacar Turquía. Aunque no lo pactamos así, me tomé la libertad de ocuparle Trieste. Esto me indicó una cosa clave: era confiado. Por si fuera poco le convencí fácilmente de que era lo mejor para ambos, que ya se la devolvería (además de confiado, ingenuo). Turquía estaba ya prácticamente hundida. Francia y Alemania se había unido contra Inglaterra y Rusia no jugaba (lo que desestabilizaba el juego completamente). Alemania estaba dejando que Francia llevara la peor parte del ataque a Inglaterra mientras ella ya se había tomado su parte del botín y progresaba sobre Rusia. Esa situación me alarmaba y consideré mantener mi pacto con Austria, devolverle Trieste y atacar a Alemania. Una vez hecho me di cuenta de que estaba definitivamente ligado a Austria. Había tenido la oportunidad de acabar con Austria y Turquía rápidamente y la desaproveché en vistas a una unión entre Francia y Alemania, fuerte y fértil. Me equivoqué. Tenía que haber eliminado a Austria y Turquía de un plumazo y luego esperar negociar con Francia o Alemania. Pero una vez que perdí mi oportunidad no era posible intentar la puñalada de nuevo. Austria se había cobrado su botín y me podía. Evidentemente a Austria también le interesa el pacto así que no creo que se vaya a romper. Pero ahora mismo la batuta la lleva él.

Los motivos de mi decisión fueron varios, pero viéndolo con cierta perspectiva sé que el principal fue el cumplir con mi palabra. Gran estupidez. No todo está perdido y quizá la decisión que tomé fue la mejor, pero no así el motivo.

6 comentarios:

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    1. Sí, finalmente lo hice. Al final pude apuñalar a Austria porque Francia entró al juego contra Alemania y me sobraba un vecino. Además Alemania fue muy pasiva ante mi avance. Lo que yo esperaba como un empate (con suerte) se convirtió en una partida a mi favor. No pude dejar de reir cuando vi a Francia pulsar votar 'draw' cuando vio lo que se le venía. Fue una gran partida.

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  2. Cuando comencé a jugar, lo hice en varias partidas simultáneamente. Recuerdo que pronto comprendí de que en este juego es muy necesario una dosis de maquiavélico cinismo, no tener escrúpulos, astucia,...

    Siempre se me ha dado genial identificar el momento idóneo para los stabs, y nunca lo he dejado pasar. Sin embargo, en mis primeros tiempos, tenía hasta pesadillas cuando había dado las órdenes y estaba a la espera de ver el resultado por la mañana. Alguna que otra vez hasta me levanté de la cama para pulsar Uncommit por los remordimientos, sobre todo si se lo hacía a algún jugador que me caía personalmente en gracia, aunque nunca he dejado escapar la oportunidad.

    Es una reacción exagerada, pero supongo que en mi caso es porque choca frontalmente con cómo soy en otras áreas de mi vida. Con el tiempo, no solo he dominado este fenómeno, sino que he desarrollado un talento especial para engañar sin mentir, a lo Maquiavelo, siempre buscando lo mejor para mi país. De hecho, ahora estoy impaciente por ver el resultado de mi "traición". También ayuda que ahora solo juego una partida cada vez, con deadlines de unas 48H . Ya he dicho que al principio me vicié en demasía, creo que hasta me obsesioné xD.

    Eso sí, nunca falto el respeto a la inteligencia de los demás. Nunca han conseguido hacerme un stab que funcione, tengo mucho instinto para percibir los sutiles cambios de actitud de alguien que los prepara, y odio cuando tienen la poca vergüenza y el cinismo de querer hacer ver que no era un ataque o que yo tengo la culpa por tal o cual suceso de años atrás. Tengo que reconocer que es una actitud que me solivianta. Cuando yo soy el agresor simplemente doy explicaciones si lo considero oportuno, pido perdón (si ha sido especialmente doloroso) y deseo buena suerte. En algunos casos, incluso ha sido posible tener a mi víctima como satélite gracias a mi actitud respetuosa, prometerle sobrevivir, o que hubiera una amenaza mayor.

    Un saludo.

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  3. Yo creo que hubiera hecho lo mismo que tú, seguir ligado a Austria y te explico por qué: en mis primeras partidas, muchos jugadores me hicieron ver que mi política era muy agresiva, expansionista, y que como jugador enfocaba mucho lo táctico y dejaba a un lado lo diplomático. No era raro que se formaran coaliciones contra mí todavía en el Mid game, ya que para entonces mi actitud ya había alarmado a varios jugadores y solía ser la primera potencia, aunque solo por 1 o 2 SC, algo que ni de lejos compensaba el tener varios enemigos. Desde entonces, trato de mantener un perfil bajo, dando sobradas pruebas de honestidad (incluso trato de parecer un poco noob tácticamente) hasta poder dar un hachazo imprevisible y que, aunque todos se unan contra mí, ello no ponga en peligro mi victoria o un buen Empate.

    El haber anexionado Austria, Balcanes y Turquía hubiese hecho que la alianza franco alemana se mantuviera, ya que ambos, especialmente Francia que por lo que comentas fUE posteriormente tu aliado, te hubiesen visto como el rival a batir y se hubiese sentido directamente amenazado.

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    1. Esta entrada surgió a raíz de una partida hace mucho tiempo por lo que recuerdo regular, pero lo que recuerdo me sigue diciendo que en el momento que tomé la decisión, ésta fue errónea. Básicamente tuve la oportunidad de apuñalar a Austria y quedarme con esa parte del botín y negociar después desde una posición fuerte. La consecuencia inmediata fue que pasé de tener la bota sobre el cuello austriaco a tenerla él sobre el mío y el remedio pasó entonces a ser peor que la enfermedad. Es la peor situación en la que te puedes encontrar. Incluso si Francia y Alemania se hubieran unido contra mí, no hubiera habido riesgo de eliminación y quizá hubiese podido forzar un empate. La suerte la tuve porque Austria siguió siendo tan buen compañero como al principio y Francia decidió unirse contra Alemania. Gracias a eso pude apuñalar a Austria sin temor alguno a que Alemania ganar la partida y finalmente incluso ganarla yo. Pero la razón por la que decidí no apuñalar a Austria no fue porque previese dicho desenlace sino porque me Austria me dio penita y ESO siempre es una razón equivocada.

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