No obstante, he decidido hacerlo. ¿Por qué? Bueno, pues porque, aunque hay una infinidad de formas de pensar, comportarse, etc. creo que se pueden clasificar en unos pocos grupos las actitudes que de verdad nos interesa.
Para que me entendáis, esta entrada no va de jugadores listo, menos listos, tontos e inútiles. No. Tampoco va sobre cómo saber qué decisiones van a tomar. Va más bien, de que procesos sigue el jugador en concreto para tomar decisiones. A estos procesos se les añadiría después la habilidad y astucia de los mismos y otros factores que favorecen la diversidad.
Para mí existen, básicamente, tres tipos de jugadores: el racional, el irracional y el pasional.
El racional. Es el buen jugador de diplomacia. El que entiende de qué va el juego y actúa en consecuencia. Toma decisiones en función de dos objetivos: ganar y sobrevivir (en este orden). Es aquel que permite el diálogo, sea cual sea la situación. Juega a ganar y toma las decisiones que considera más oportunas para ello. Cuando se ve derrotado tiene la sangre fría de luchar por salir adelante, aunque sepa que no ganará la partida. Es ese jugador al que has casi aniquilado, pero que está dispuesto a pactar contigo porque sabe que te es más útil vivo que muerto. Con este tipo de jugadores las partidas nunca se hacen aburridas ya que el juego diplomático no muere.
El irracional. Lo diferencio del pasional por los motivos que lo mueven. Es raro encontrar un jugador así, pero existen. Toman decisiones únicamente por azar. No es que tiren un dado, pero sus decisiones están fundadas en el libre albedrío (hoy aquí mañana allí). Este jugador es impredecible, pero no por un buen juego, sino porque puede salir por cualquier lado. No sorprende, simplemente genera caos. Solo sirve para perjudicar las partidas, pensemos que un tipo que no piensa cuando actúa introduce el azar en el juego, que es justo de lo que Diplomacia no va.
El pasional. Éste jugador, aunque no toma las decisiones de forma racional, no es aleatorio. Es este tipo de gente que juega más con el corazón que con la cabeza. Su único objetivo es ganar y en el momento en que se les escapa esa posibilidad pueden suceder tres cosas: que deje el juego (lo mejor), que se comporte de forma irracional (malo) y que le lleve el odio (lo peor si uno es el objetivo, aunque igualmente malo para el juego en general). Es ese tipo al que le das la puñalada y entonces su misión se convierte única y exclusivamente en destruirte, aunque el caiga igualmente. Este tipo de gente es poco propensa al diálogo ya que no entienden de qué va el juego.
Algunos dirán que estos jugadores forman parte del juego igualmente. No lo niego. Si encuentras un jugador así aprovéchalo a tu favor, pero una partida buena de verdad se juega con buenos jugadores y ni el pasional ni el irracional están a la altura.
Hace poco, tuve la desgracia de ser el objeto de la obsesión de un pasional. Yo soy Alemania y él era la Italia más chiflada que he visto nunca.
ResponderEliminarEl detonante fue que me chivé a Austria de los planes hostiles de Italia hacia ella. Total, que en Fall 01 el tipo movió a Tirol, dejó Puglia en Hold e intentó coger Grecia. Resultado: Austria en Venecia, choque en Grecia. Todo un genio.
El caso es que, en lugar de borrar Army Tirol, ya que podría coger Túnez y construir a final de año, el tipo decidió mantener los ejércitos y chocar conmigo en München turno tras turno. Francia consiguió Túnez, Nápoles y Roma sin oposición.
Este tipo de jugadores, los cuales creo que deben tener una dead mebtal de 12 años, no deben ser admitidos en este juego. Hizo mi juego un calvario (han pasado 3 años hasta que ha sido eliminado) mientras que el juego francés ha sido un camino de rosas. Es injusto.
Los irracionales yo creo que son idiotas directamente. Como Austrias atacando a Italia en 01 sin defender su propio país y similares. También pueden ser newbies, ojo. Todos lo hemos sido. Este tipo de jugadores pueden arruinar el juego de otro y el suyo propio por sus aperturas inopinadas. Aunque también les puede salir alguna genialidad sin ser conscientes, aunque para ello dependen de que se produzcan otros movimientos concatenados.
Creo haber leído últimamente una frase que rezaba algo así como "la eficacia de una estrategia se basa en el raciocinio del adversario para oponerse a ella". En este juego, siempre tratamos de pensar qué haríamos nosotros en la piel del otro para tratar de simular los movimientos de los siguientes años, desde el punto de vista táctico y diplomático. Esto funciona bien con jugadores veteranos, ahora bien, un jugador que comienza, puede dar al traste con la más exquisita e impecablemente planeada estrategia. Es, como dice el autor, parte del juego. De hecho, desde mi punto de vista es un aliciente que haya jugadores así, ya que sería demasiado previsible si no, ya que la combinación de alianzas y movimientos se hace de manera casi automática según la situación cuando ya llevas algunos años (en ocasiones, ni siquiera me ha hecho falta hablar con otro país para aliarnos tácitamente).
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